miércoles, 4 de abril de 2012

SOCIOS DE LOS GATOS:AMALASUNTHA

La detonante Amalasuntha de los ostrógodos

"Más sufrida que Amalasuntha,"solía decir mi profesora de historia Madame Rocher al referirse a alguna fémina desdichada, y no era para menos.
Amalasuntha vino al mundo a finales de julio del año 498 después de Cristo y era el único retoño sobreviviente de Teodorico el Grande, rey de los Ostrogodos que sirvió como enlace entre la caída más o menos oficial del imperio romano occidental y el período medieval. Aunque la fecha oficial del colapso de los romanos fue el año 476, entre 493 y 526 Italia gozó del buen juicio del monarca ostrogodo Teodorico, quien rigió los destinos de los romanos como un antiguo césar de los buenos(que no fueron muchos...)a pesar de que no podía ni firmar su nombre.Teodorico sostenía relaciones muy amistosas con los emperadores romanos de oriente que mandaban en Constantinopla. Amalasuntha resultó ser una niña muy inteligente, vigorosa y buena alumna,amante de los animales y en particular de los gatos. Teodorico no sufrió mucho por la ausencia de descendientes varones. Amalasuntha contrajo nupcias de conveniencia con un guapo pero sombrío noble de quien algunos dicen que padecía de epilepsia.
Reza la leyenda que el pobre marido de Amalasuntha se convulsionó durante el ejercicio de sus deberes conyugales durante la noche de bodas, y esto le proporcionó a la pobre princesa un trauma en cuanto al ejercicio de su sexualidad.
Cuando Teodorico murió en el año 526, dejó como heredero a Atalarico, el hijo que Amalasuntha había tenido en el año 518 como fruto de su matrimonio con su taciturno noble gótico, Eutharico. Dado que los ostrogodos eran machistas a más no poder y nunca soportarían ser súbditos de una mujer, Amalasuntha juró fidelidad y sumisión a su hijo Athalarico, de apenas 8 años de edad. Amalasuntha quedaba de regente. Amalasunta se puso manos a la obra para evitar que floreciera la corrupción gubernamental dentro del imperio ostrogodo, y creó un ejército fuerte para evitar que los bárbaros siguieran haciendo sus temidas incursiones en el norte de su patria. Amalasuntha llegó a amar el poder que ejercía, y cuando su hijo tenía trece años lo entregó a sus tutores para que le dieran una estupenda educación. Esto causó cejas alzadas entre los ostrogodos, quienes eran un pueblo que valoraba más el ardor en la batalla y el despliegue de musculatura en lugar de la fortaleza intelectual que da una buena disciplina educativa. Muchos criticaban a Amalasuntha dado que Teodorico no había precisado el saber leer para ser un buen rey.
Amalasuntha pronto descubrió que algunos de sus nobles, aprovechando que su marido ya había pasado a mejor vida, la consideraron blanco fácil para un complot. Amalasuntha probó que aunque era una viuda, no le faltaban agallas e hizo ejecutar a los nobles que quisieron quitarla de en medio.
Amalasuntha, deseosa de caerle bien a sus súbditos, permitió que su hijo no solo estudiara con sus tutores académicos, sino que le fomentó salidas al campo con amigotes de su edad para que jugara y aprendiera a luchar. Esto fue un craso error, pues los envidiosos muchachos solo enseñaron al joven Atalarico a beber licor, participar en orgías y andar de faldero con mujeres de muy baja estofa, llegando a contraer una enfermedad venérea.
En el año 534 Atalarico murió, y dicen las malas lenguas que su deceso se vio acelerado por el desgaste causado a su organismo por la vida de francachelas que llevaba. La posición de Amalasuntha era precaria. Con costo la habían tolerado como regente de su hijo,y su presencia estorbaba a muchos nobles. Desesperada, Amalasuntha le propuso a su primo Deodato que compartiera el poder con ella como rey, pero la pobre mujer no pudo haberse arrimado a peor palo. Años atrás, Deodato había sido el propietario de buena parte de las tierras toscanas y había usado la extorsión y barbarie para apoderarse de algunas propiedades de sus vecinos. El pueblo de Toscana había recurrido a los buenos oficios de Amalasuntha como regente para hacer justicia, y ella había obligado a su leonino primo a devolver buena parte de lo usurpado. Deodato era un hombre apasionadamente rencoroso, pero se hizo como si todo hubiera sido olvidado. Deodato escribió cartas al senado alabando la sabiduría y belleza de Amalasuntha, prometiendo ser buen rey si aceptaban lo propuesto.
Apenas Deodato compartió corona y cama con Amalasuntha, hizo algo increíblemente estúpido. Echó en prisión a Amalasuntha en una isla ubicada en medio del lago Bolsena. Lo que el imbécil de Deodato no sabía era que Amalasuntha, durante el período en que su vida se vio amenazada por las tramas de los nobles góticos, le había enviado en secreto una carta al emperador oriental Justiniano solicitando su protección y prometiéndole potestad sobre el reino si algo la sucedía a ella.
Cuando le fueron con el cuecho a Justiniano, éste envió un raudo mensajero a Ravena informando a un asustado Deodato que pronto habría un ejército para deschicacarlos si algo le pasaba a Amalasuntha. Deodato, enfurecido por la actitud caballerosa de Justiniano, perdió el control y envió a unos parientes de los nobles que fueron ejecutados por Amalasuntha años atrás en misión secreta. Amalasuntha fue ejecutada en abril de 535 por estrangulamiento en su perfumada bañera por estos hombres, dando pie al rumor que su muerte se debía a una revancha por parte de los familiares de los traidores. Deodato, quien al inicio había sido muy bien aceptado por los súbditos de Amalasuntha, se vio odiado por toda la población por tan atroz crimen.
La muerte de la bella Amalasuntha pareció echar un costal de sal encima de Deodato.Además de no poder volver a conciliar un tranquilo sueño dado que las pesadillas lo atormentaban aún durante la siesta, se le vino encima la guerra. Justiniano de por sí que no necesitaba mucha excusa para caerle encima al reino ostrogodo, pero con la muerte de la soberana tuvo sobrado pretexto para matar dos pájaros de un tiro: reclamar lo que él consideraba su provincia perdida y acabar con la herejía de los arios. Sobre el atolondrado Deodato primero cayó el famosísimo general Belisario, considerado mano derecha de Justiniano, y luego fue seguida la campaña por el célebre Narses, quien acabó con lo poco que quedaba del imperio destripado.
La muerte de Amalasuntha resultó ser el detonante para fraccionar a los pueblos de la atestada península italiana, y así nacerían posteriormente ducados y reinos miniaturas.En esta bella península no se habría de conocer paz y unidad hasta en el siglo XIX cuando un valiente José Garibaldi habría de reunificar los miles de tuquitos de reinos que quedaron al garete tras la muerte de Amalasuntha.Por su parte, esta reina pasó a la historia como una de las víctimas más sufridas de la codicia y crueldad de los machos de la especie y la siempre sucia política.

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