domingo, 1 de abril de 2012

SOCIO DE LOS GATOS:SANTA MARIA DICKIN MADRE DE LOS ANIMALES

Una Marìa sin sumisiòn ni adulterio

Hay Marías de Marías en la historia, y aunque la que se lleva el campeonato de popularidad es la mami del Colochón, parece ser que la Virgen andaba en Afghanistán cuando mi adorado gato Emperador José II de Habsburgo falleció a consecuencia de la malpraxis de William Arguello. Si hubiera existido una María Dickin en Nicaragua, quizás a estas alturas del campeonato yo aún estuviera chineando a mi pelirrojo minino. A esta elegante y valiente inglesa la recordamos por la Medalla Dickin al Valor Animal que ella creó, además de una serie de dispensarios para atender a las criaturitas de Dios.
Esta gran benefactora de los animales nació en 1870 en el seno de una familia de clase media de Londres, siendo la primogénita de 8 chiquillos habidos por sus padres. El padre de María, quien era ministro religioso, fue la fuente de la inspiración de la traviesa chelita. Siempre extrovertida y muy segura de sí misma, María Elizabeth desde pequeña sintió un amor desbordante por los animales. Siendo muy pequeña aún, fue llevada por su madre a visitar al famosísimo elefante africano Jumbo en el zoo londinense, y su infatuación con el monumental paquidermo fue tanta que pocos fines de semana se abstenía de irlo a visitar. Cuando el monumental africanito fue comprado por el empresario circense gringo Phineas T.Barnum, María estuvo entre los miles de menores que enviaron cartas de protesta por la venta de Jumbo.
María ya jovencita tuvo montones de enamorados, pero pasaba todo el tiempo estudiando y recogiendo animales abandonados. Ya adulta, montó un estudio de producción en la calle de Wimpole, donde tuvo grandes éxitos. A la edad de 28 años, ya considerada toda una cotorra en tiempos en que las mujeres se matrimoniaban en la adolescencia, María se casó con su primo Arnold Dickin, quien le permitió que se convirtiera en trabajadora social en el barrio de East End en Londres. Asqueada por la pobreza y el sufrimiento de los caballos y bueyes trabajadores, así como de las mascotas de hogares pobres, María sintió que Dios la mandaba a hacer algo de inmediato al respecto.
El 17 de noviembre de 1917, mientras la I Guerra Mundial devastaba a Europa, María abrió su primer Dispensario del Pueblo Para Animales Enfermos. Era un modesto sótano del distrito Whitechapel de Londres y a su entrada, María colocó el rótulo: "Traigan a sus animales enfermos, no los deje sufrir. Se da tratamiento a todos los animales gratis." El éxito de esta primera clínica fue arrollador. Para 1923, María y un veterinario hicieron una gira por Gran Bretaña en lo que fuera un carromato de gitanos, dando alivio a miles de animales y montando clínicas con la ayuda de autoridades locales.
Regaron panfletos sobre el cuidado de los animales y en 1928 María logró abrir el Sanatorio Animal del Dispensario del Pueblo Para Animales Enfermos. Este hospital fue ubicado en Ilford, siendo el primero de su clase en Europa. Siempre infatigable en su lucha por el bienestar de los animales, María en 1934 introdujo el Club de Abejas Trabajadoras para enseñarles a niños y jóvenes el respeto hacia los animales. Más hospitales para animales abrieron tanto dentro de Inglaterra como fuera de Gran Bretaña a lo largo de los años30.Durante la II Guerra Mundial los dispensarios cuidaron de miles de animales heridos o abandonados, a veces víctimas de bombardeos. De esta forma hasta Winston Churchill recuperó a un gato negro Manx llamado Atila que se le había extraviado en vagancias nocturnas durante un bombardeo.
Los dispensarios salvaron miles de vidas y pusieron un servicio de ubicación de amos para reunirlos con sus mascotas perdidas durante la guerra. La medalla al valor y gallardía animal fue creada en 1943 con el apellido de María, siendo otorgada a 32 palomas mensajeras de guerra (entre ellas la irlandesa Paddy, quien fue disecada tras su muerte, o el popularísmo gringuito G.I.Joe, palomo quien salvó a miles de soldados aliados durante la invasión aliada a Italia en la II Guerra Mundial), el gato Simón vencedor de las ratas, 3 caballos heroicos y 18 perros (entre ellos el famoso Gander que recogió una granada salvando la batalla de Lye Mun, muriendo destrozado por la detonación) cuya abnegación y valor no tendrán nunca precio. María Dickin arribó chimbarona y alegre a su vejez sin perder un ápice de dinamismo y espíritu de sacrificio.
Galardonada por incontables organizaciones, esta indispensable mujer falleció el primero de marzo de 1951, sindo su obra continuada por una enorme cantidad de veterinarios y trabajadores sociales-entre ellos el celebérrimo Refugio Battersee de Inglaterra y el Ospedale San Francisco de Asís de Italia- quienes se vieron contagiados de la pasión y ternura que esta valiosa María sentía por las criaturas de Dios.Lástima que en Nicaragua no se ha seguido la obra de María, sobre todo en un país como el nuestro donde los animales siguen siendo maltratados o utilizados como anzuelo para extraer dinero de nuestros bolsillos!

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